jueves, 2 de junio de 2011

LEONA VICARIO LA REAL HISTORIA DE LA HISTORIA REAL

NARRACIÓN FICTICIA
LEONA VICARIO LA REAL HISTORIA DE LA HISTORIA REAL
Huérfana muy niña, quedó al cuidado de un tío, Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, abogado en cuyo despacho trabajaba Andrés Quintana Roo y de quien mas tarde seria concubina fielmente enamorada y abnegada (aja como no)

  Al estallar la Guerra de Independencia, Leona Vicario se dedicó a informar  chismosa e intrigadamente,  a los insurgentes, de todos los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en la capital. También, con sus riquezas apoyaba la causa liberal, pero la muy ladina quería a cambio que la nombrasen emperatriz de la ciudad de México, para ello  se dio a la tarea de lanzar su campaña política en medio de un embrollo social pidiéndole a la gente todo tipo de riquezas ( bueno en realidad se trataba de guajolotes, gallinas, cerdos y hasta burros) con las cuales ella se hacia cada vez mas rica y poderosa, pero escudada en la imagen de pulcritud se hace llamar  heroína de México (con el mismo efecto de la droga).

  Intentó persuadir a los mejores armeros vizcaínos  bajo quién sabe que métodos, para que se unieran a los partidarios de la Independencia. Por ello, y al negarse a descubrir a sus cómplices, se le aprisionó en el convento de Belén de las Mochas, las monjitas al saber que tipo de mujer era la encerraron y le rezaron 7 días y 7 noches para que su alma se purificara y que el señor la hiciera entender que debía ayudar a la independencia sin ningún interés, las suplicas fueron escuchadas  y es así como Leona Vicario donó todos sus bienes monetarios a la causa, quedándose ella solo con un par de vestidos rotos y unos calzones de la tía que como condición antes de morir le había dicho que nunca se deshiciera de ese tesoro tan preciado y pues ni modo los tendría que usar, aunque la tía se retorciese de coraje en la tumba, pues  eran tiempos difíciles y la necesidad era grande.
     Después de pasar mucho tiempo con las monjas, logró escapar ayudada por los coroneles Antonio Vázquez Aldama y Luis Alconedo, pero no crean que estos querían ayudarla, en realidad extrañaban su complaciente compañía  disfrazada de una gran afecto , llegó hasta Oaxaca, donde se encontraba el caudillo José María Morelos, quien después de contemplarla cayó rendido antes sus notables encantos y la invitó a tomar un helado en la nevería de la esquina.  Acompañó al Ejército Insurgente, que poco después sufrió varias derrotas, gracias a que todos los soldados no pensaban mas que en ella y las estrategias de combate eran olvidadas frecuentemente.
      Sus bienes fueron confiscados. Como, además de sus esfuerzos personales, había contribuido a la lucha con más de ochenta mil pesos que había  ganado sudorosamente en casa de una amiga trapeando y lavando trastes, después de mucho sufrimiento  se le otorgó, como recompensa, la hacienda de Ecatepec, en los llanos de Apam; el acto se decretó por el Congreso en 1822. En los mismos días de la lucha se casó con Andrés Quintana Roo. Murió en su ciudad natal, con un gran homenaje.

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